Una nueva época llegó para traer consigo la conciencia del re-uso, de la moral por el aprovechamiento productivo de las cosas. La arquitectura no se ha quedado fuera de este movimiento, done los espacios se reciclan y modifican para mejorar las condiciones de las ciudades adaptándose a las necesidades de los ciudadanos.
Una nueva época llegó para traer consigo la conciencia del re-uso, de la moral por el aprovechamiento productivo de las cosas.
Hoy escribimos en papel procesado, las noticias se escriben en pliegos que tuvieron esquelas en otro momento, incluso, los envases de refresco obtuvieron su ansiada reencarnación. ¿Ser Coca, para después ser Pepsi?, ése es un gran dilema, pero a fin de cuentas ambas con cola.
La arquitectura no es ajena a este movimiento. Ya son muchas las ciudades que se han unido a esta nueva arquitectura del reciclaje: naves industriales son museos; bodegas ahora son “fancy lofts” o departamentos; haciendas se transforman en hoteles; estadios en unidades habitacionales y así, muchos ejemplos rompen con la teoría de forma-función y subrayan la excitante momento-forma-función.
No hablamos de demoler, procesar y volver a construir, sino más bien de transformar… de una metamorfosis arquitectónica. Nuestra labor se torna un tanto médica; somos ahora cirujanos plásticos con el compromiso estético y funcional de transformar estos edificios que en ocasiones presentan rostros y formas ingratas pero con un gran potencial oculto.
El ingenio, la sensibilidad, la creatividad, pero sobre todo, la visión de un pensamiento evolutivo, encuentran aquí más que un reto.
Los nuevos espacios adquiridos a través del reciclaje de estas antiguas fábricas, iglesias y demás lugares en desuso, permiten que historia y modernidad convivan en un mismo espacio y tiempo, dotando al nuevo espacio de una personalidad única y cierto carácter artístico.
Puebla Puebla Hotel La Purificadora Terrace – Photo by La PurificadoraUn ejemplo importante en nuestro país podría ser La Purificadora, un hotel boutique en Puebla, planteado y desarrollado por Legorreta + Legorreta. El recinto original solía ser una fábrica de hielo, donde el agua era embotellada y purificada por medio de la producción del hielo. Ahora se ha convertido en la propuesta hotelera más vanguardista en Puebla, ubicada en un edificio histórico colonial del año 1800, con una verdadera fusión de estilos que, a la vez, cuidan la esencia original del lugar.
The Waterhouse-1
En Shanghai podemos apreciar otro claro ejemplo: The Waterhouse at South Bund, otra adaptación para un hotel boutique, donde se cuidó la fachada original de un edificio utilizado como bodega comercial en 1930, transformando sus interiores, que brinda al usuario una sensación inigualable en cuanto a diseño, tratando de cuidar la raíz original del sitio.
El restaurante L’Opéra en París es un caso más reciente a estudiar: el edificio fue diseñado por Charles Garnier en 1875, con un estilo renacimiento barroco. El deseo de Garnier era crear un restaurante en la rotonda, pero su idea nunca se materializó. Su restaurador, Pierre François Blanc y el arquitecto Odile Decq asumieron el proyecto en el 2011, el desafío para el arquitecto para diseñar el espacio sin tocar o alterar la estructura original, sin embargo le añadió al lugar un toque especial de actualidad digno de difundir.
Este reciclaje no sólo elimina la problemática de la escasez de terrenos, sino que actúa como detonador que dota de nuevas energías a las ciudades; un reflejo del cambio continuo de nuestra sociedad y del sentimiento que embarga a cada uno de sus participantes.